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Sonia Di Pietro

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Aragón ha sido un gran descubrimiento para mi, de hecho no he parado de decir ' qué bonito' todo el viaje.

Zaragoza es una ciudad con rio, es muy importante porqué generan un movimiento especial en las ciudades que lo tienen. Lo he podido comprobar bien subiendo a una torre de la Basílica del Pilar, la vista 'mozza fiato' (quita aliento) con sus diez cúpulas decoradas con tejas con colores mediterráneos, testigo de los trabajos artesanales que se hacían antaño

La ciudad mantiene comercios centenarios y artesanos, en muchas otras van desapareciendo, esto me ha gustado mucho, ¡Que no desaparezcan nunca!

La ciudad es una mezcla de estilos arquitectónicos: romano, neoclásico, modernista y contemporáneo, con una riqueza impresionante. Algunos barrios parecen detenidos en los años '70 conviviendo de repente con hermosas plazas con una iglesias mudéjares y rodeadas de casas modernistas. Palacios con grandes patios hoy convertidos en museos aparecen por todo el casco antiguo de la ciudad.

El Palacio de La Aljafería es una verdadera joya arquitectónica, de influencias árabes, medievales y de época más moderna las reformas. De belleza extraordinaria, el patio está rodeado de arcos de herradura entrelazados con veserias, el color de la piedra cambia con la luz del sol que junto al jardín de los naranjos.

Aquí hay mucha vida, la gente vive los espacios! descubrí el Tubo, laberinto de calles con tesoros gastronómicos, con tabernas, bares y restaurantes con productos de la huerta aragonesa. Nos despedimos de la ciudad continuando el viaje no sin comprar unos postres de fruta y chocolate, exquisitos!

Gracias Aragón por tanta belleza, colores y naturaleza, Me llevo una ola de energía enorme a casa.

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